martes, 31 de enero de 2012

Domingo V del tiempo ordinario - Mc 1,29-39

Iglesia construida sobre la casa de
Pedro y Andrés en Cafarnaún
Jesús va a casa de los hermanos Simón y Andrés, en Cafarnaún, acompañado de un grupo pequeño de discípulos, seguramente, con la intención de descansar, después de una jornada difícil. Pero no va a poder ser así. En primer lugar cura a la suegra de Simón, que estaba enferma, con fiebre, y después ha de ocuparse de las necesidades de un grupo numeroso de enfermos y endemoniados. Jesús no sólo dice sino que hace. La predicación del Reino de Dios va acompañada de hechos concretos a favor de todos los que sufren carencias. Cuánto hemos de aprender de la actitud del Maestro.

Muy temprano, «se levantó de madrugada», se entrega a la oración. Después de todo un día ajetreado siente necesidad de la plegaria, de diálogo íntimo con Dios-Padre. Y comienza, después, un nuevo día de predicación y de curaciones.

Todo un día completo. ¿Nuestras jornadas tienen algo que ver con las de Jesús? ¿Es prioritaria en nuestra vida la construcción del Reino de Dios? ¿Vivimos con toda la intensidad y confianza los ratos diarios de oración? ¿Tenemos una auténtica preocupación por las necesidades de los que nos rodean?

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