martes, 31 de enero de 2012

Domingo V del tiempo ordinario - Mc 1,29-39

Iglesia construida sobre la casa de
Pedro y Andrés en Cafarnaún
Jesús va a casa de los hermanos Simón y Andrés, en Cafarnaún, acompañado de un grupo pequeño de discípulos, seguramente, con la intención de descansar, después de una jornada difícil. Pero no va a poder ser así. En primer lugar cura a la suegra de Simón, que estaba enferma, con fiebre, y después ha de ocuparse de las necesidades de un grupo numeroso de enfermos y endemoniados. Jesús no sólo dice sino que hace. La predicación del Reino de Dios va acompañada de hechos concretos a favor de todos los que sufren carencias. Cuánto hemos de aprender de la actitud del Maestro.

Muy temprano, «se levantó de madrugada», se entrega a la oración. Después de todo un día ajetreado siente necesidad de la plegaria, de diálogo íntimo con Dios-Padre. Y comienza, después, un nuevo día de predicación y de curaciones.

Todo un día completo. ¿Nuestras jornadas tienen algo que ver con las de Jesús? ¿Es prioritaria en nuestra vida la construcción del Reino de Dios? ¿Vivimos con toda la intensidad y confianza los ratos diarios de oración? ¿Tenemos una auténtica preocupación por las necesidades de los que nos rodean?

martes, 24 de enero de 2012

Domingo IV del tiempo ordinario - Mc 1, 21-28

Sinagoga actual en Israel
Jesús comienza su vida pública, en la narración del evangelio de Marcos, yendo con los discípulos que ha elegido y le han seguido (como vimos en el evangelio del domingo pasado) a la sinagoga de Cafarnaún. Como buen judío participa los sábados en la liturgia sinagogal. La sinagoga es el lugar de la Palabra, donde se lee, se ora, se comenta y se vive alrededor de los textos bíblicos. Jesús aprovecha esta circunstancia para predicar la Buena Noticia del Reino, fundamentada en la Palabra de Dios.

Pero las palabras no son suficientes, ni siquiera la Palabra de Dios si ésta no va acompañada de unas actitudes existenciales. Jesús predica pero también actúa. Está atento a las necesidades de los demás. Y cura, y se opone al mal en cualquier forma que éste se presente. Jesús es la Palabra de Dios hecha carne, hecha vida.

Hemos de descubrir la centralidad de la Palabra de Dios en nuestras vidas, en la comunidad. Y cómo esta Palabra de Dios tiene más fuerza que el mal, nos abre a las necesidades del prójimo, nos hace ser mejores y más solidarios.

martes, 17 de enero de 2012

Domingo III del tiempo ordinario - Mc 1,14-20

«dejaron la barca y lo siguieron»
La fidelidad al Evangelio de Dios no es fácil. Juan Bautista es un ejemplo de ello: encarcelado y después ejecutado por ser fiel a su vocación, a la llamada de Dios. Nosotros lo tenemos mucho más sencillo, pero eso no significa que no haya dificultades, sobre todo incomprensiones y, a veces, descrédito.

Sin embargo, la llamada de Jesús a seguirlo continúa; también a mí, también a nosotros. El evangelio de este domingo narra el llamamiento a dos parejas de hermanos: Simón, Andrés, Santiago y Juan. La respuesta de estos primeros discípulos no se hace esperar: «dejaron… y lo siguieron» Cada uno de nosotros debe averiguar qué es lo que debe dejar, qué es lo que ha de poner después de los puntos suspensivos que he añadido en la cita evangélica.

El seguimiento de Jesús es la mayor aventura en la que nos podemos embarcar. Implica renunciar a algunas cosas; pero es que toda opción, como acto libre, implica dejar otras opciones posibles. Jesús y su Buena Noticia de parte de Dios valen la pena. La opción por los valores del Reino es la mejor elección posible. ¿Estoy convencido de ello?

martes, 10 de enero de 2012

Domingo II del tiempo ordinario - Jn 1,35-42

Río Jordán, donde bautizaba Juan
Volvemos a encontrarnos con la extraordinaria figura de Juan Bautista. Al igual que señalábamos el domingo pasado, Juan desvía la atención de sus discípulos hacia Jesús; él no es el importante, sino el Maestro.

Dos discípulos del Bautista se convierten en seguidores de Jesús; a partir de ahora se han de fiar de él plenamente. Es tan significativo el encuentro que el narrador (¿uno de estos dos primeros discípulos?) recuerda hasta la hora: «serían las cuatro de la tarde» ¿Nuestra experiencia con Jesús, con su mensaje, nos ha marcado de la misma manera?

Los nuevos discípulos no pueden callarse lo que han experimentado. Han de compartirlo con otros: con sus amigos, sus familiares, sus conocidos. Y así Simón Pedro cuenta a su hermano Andrés: «”Hemos encontrado al Mesías”… y lo llevó a Jesús»

Nuestro entusiasmo por la figura y el mensaje de Jesús debe crear en nosotros la necesidad de compartirlo con todos los que nos rodean. Hemos de recuperar la ilusión y la pasión de nuestra fe, de nuestra esperanza, de nuestro amor.

viernes, 6 de enero de 2012

Celebración de «El Bautismo del Señor» - Mc 1,7-11

La primera fiesta dominical que celebramos después de la Navidad, iniciando el tiempo ordinario, es la del bautismo del Señor. Este año, en el ciclo B, meditaremos la narración en el evangelio de Marcos.

Juan Bautista da testimonio de Jesús. Lo importante no es su prestigio personal sino la persona de Jesús y el mensaje que trae de parte de Dios. Su bautismo es un bautismo de agua, de conversión; Jesús ofrece, entrega el Espíritu Santo. Sus palabras son humanas, limitadas; las palabras de Jesús son palabras de vida, son Buena Noticia, son Palabra de Dios. Juan ha entendido de forma clara, sin recovecos, que su misión sólo tiene sentido como anticipo de la grandeza de Jesús. Esta grandeza es avalada por la teofanía, la manifestación divina: junto al Hijo está Dios-Padre y el Espíritu Santo.

Nosotros, comunidad de discípulos y discípulas de Jesús, hemos de revisar, en nuestra vida personal y comunitaria, la centralidad de la persona y de la Buena Noticia de quien decimos seguir. Su mensaje es más importante que mi gloria personal o comunitaria. Los valores del Reino están por encima de nuestros proyectos, ideas o prestigio; no debemos olvidarlo u obviarlo.

lunes, 2 de enero de 2012

La Epifanía del Señor - Mt 2,1-12

El domingo pasado contemplamos, narrado por Lucas, la escena de los pastores visitando a Jesús recién nacido; hoy, en la fiesta de la Epifanía, en esta ocasión relatado por Mateo, son unos «magos de Oriente» los que adoran a este singular niño.

El evangelista sitúa la primera manifestación (= epifanía) pública de Jesús, a personajes no judíos (por tanto, una manifestación con tintes universales), en su infancia. Ésta es una de las fiestas litúrgicas más antiguas, y celebra que en Jesús se manifiesta a todos (incluidos los páganos) la gloria de Dios.

Los sabios venidos de Oriente son imagen de tantos hombres y mujeres que están buscando a Dios, muchas veces sin saberlo. Y no ahorran en esfuerzos para lograrlo: unas veces intelectualmente, en muchas otras con un estilo de vida muy próximo a los valores evangélicos. No podemos, no debemos minusvalorar a todas estas personas que sinceramente están viviendo como auténticos «cristianos anónimos», en expresión acuñada por el gran teólogo del siglo XX Karl Rahner. El evangelista subrayará su empeño frente a la indiferencia de «los sumos sacerdotes y los escribas del país», los dirigentes religiosos del momento.