En
la línea de los textos del evangelio de Marcos leídos en los anteriores
domingos, los discípulos no acaban de comprender el mensaje de Jesús.
Esta
vez la polémica viene porque han encontrado a alguien que actuaba en nombre de
Jesús, pero «no es de los nuestros». Tienen una mirada estrecha; defienden sus
intereses de grupo por encima de todo, incluso de los gestos de bondad, si
quien los realiza es alguien extraño a la comunidad. La perspectiva de Jesús no
admite esas estrecheces de miras. El don del Reino de Dios no es excluyente,
nada tiene que ver con grupismos, aunque sean eclesiales. Todos, todas están
llamados a participar de la «Buena Noticia» de Jesús.
El
mensaje de Jesús es inclusivo, abierto a todos y a todas: «El que no está
contra nosotros está a favor nuestro» Jesús advierte contra una eclesialidad
que ve enemigos en cualquiera que piensa distinto; incapaz de descubrir bondad,
«ráfagas» del amor de Dios en alguien que no es de los nuestros. Hemos de
cambiar nuestra forma de ver las cosas, de juzgar a las personas. Podemos
encontrar «semillas» del Reino donde y en quien menos nos pensamos.