martes, 31 de julio de 2012

Domingo XVIII del tiempo ordinario - Jn 6,24-35

Eucaristía

Palabra de Dios

Continuamos con la catequesis eucarística que iniciamos el domingo pasado; el evangelista clarificará lo que en el evangelio anterior estaba insinuado. Jesús habla de un «alimento que perdura hasta la vida eterna», obviamente está hablando de la Eucaristía: «Yo soy el pan de vida», afirmará. Pero, al mismo tiempo, está relacionando esta realidad con la fe, con creer en Él, con escuchar su Palabra: sólo así es posible participar plenamente del «pan del cielo»

La doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía, que fue subrayada en el concilio Vaticano II, es una realidad única, inseparable, insustituible. En ambas Cristo se hace presente. Su Palabra y su Carne son el alimento indispensable de la comunidad cristiana. Sin ambas no hay liturgia, no hay Eucaristía, no hay Iglesia. La Palabra de Dios y la Eucaristía deben ser amadas por la comunidad creyente y frecuentadas con asiduidad; hemos de repetir convencidos: «Señor, danos siempre de este pan»

miércoles, 25 de julio de 2012

Domingo XVII del tiempo ordinario - Jn 6,1-15

Lugar de la multiplicación de
los panes y los peces
El evangelista sitúa la escena de la multiplicación de los panes y de los peces cronológicamente próxima a la Pascua judía, lo que facilita el hacer del texto una lectura eucarística.

Jesús da de comer, de forma extraordinaria, a todos los presentes, hasta saciarse. Sólo el alimento eucarístico sacia las ansias de eternidad del ser humano. El milagro es posible a partir de la pobreza de medios de la comunidad: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?» El Maestro se servirá de estos medios (necesarios, aunque insuficientes) para dar de comer a la comunidad humana, incluso sobrando. Los cinco panes, los doce cestos, los cinco mil que comieron no son simplemente números; son signos de la realidad comunitaria: cinco es el número de la Torá (los cinco primeros libros de la Biblia, el plan de Dios) y doce es el número de las tribus de Israel y del grupo de los Apóstoles (la comunidad creyente). Toda una catequesis eucarística y del compartir. 

lunes, 23 de julio de 2012

Festividad de Santiago, apóstol - Mt 20,20-28

Catedral de Santiago de Compostela
El evangelista nos presenta a la mamá de los Zebedeos intentando «enchufar» a sus hijos; hoy diríamos practicando «tráfico de influencias» Es humano, comprensible, una madre quiere lo mejor para sus hijos… pero no justificable: «no sabéis lo que pedís», afirmará Jesús. A los discípulos, a esta madre, les gusta el prestigio, el renombre, el poder, el dominio sobre los demás… Y a nosotros también.

El estilo de Jesús es bien distinto; la forma de hacer las cosas que Él quiere para la comunidad de sus seguidores es otra: «no será así entre vosotros» No quiere grandezas, ni dominio, ni poder, ni prestigio, ni…, lo que desea de sus discípulos es que todos sean servidores de los otros. Ese es su estilo, su forma de actuar. Y espera de la comunidad creyente, de su Iglesia que actúe de la misma manera. Cualquier responsabilidad comunitaria no es para propia notoriedad o utilidad, o por pretensión de poder sino para servir, sólo para servir.

martes, 17 de julio de 2012

Domingo XVI del tiempo ordinario - Mc 6,30-34

Jesús y sus discípulos también tienen necesidad de descansar, es humano. La exigencia de evangelizar, de la preocupación por las necesidades del prójimo, de la acción social, etc. no pueden derivar en activismo estresante. Necesitamos como Jesús y los suyos, de vez en cuando, ir «a un sitio tranquilo a descansar un poco» Eso no significa desentenderse de la inmensa labor por realizar, sino dosificar los momentos de actividad y los de descanso. Jesús, cuando ve la multitud que le buscan, es consciente de las necesidades que tienen y las atiende, pero sin prisas, sin tensiones agobiantes: «se puso a enseñarles con calma»

La labor por realizar es inmensa, cuántas personas caminan por la vida «como ovejas sin pastor», sin horizonte, sin sentido, hastiados… Como seguidores de Jesús no podemos mirar para otro lado ante estas realidades. Pero tampoco debemos caer en la tentación contraria de una actividad frenética, sin lugar para el sosiego, el descanso.

martes, 10 de julio de 2012

Domingo XV del tiempo ordinario - Mc 6,7-13

Al grupo de los Doce, como primera realidad de discipulado, Jesús le envía a compartir su misión. Han de sentirse responsables de que la Buena Noticia de parte de Dios, que ha traído e iniciado Jesús, llegue al mayor número de personas posibles, a todos. Son enviados de dos en dos: la evangelización es más llevadera y más eficaz si hay una presencia comunitaria, aunque sólo sean dos; los personalismos, con frecuencia, son un estorbo, cuando no un peligro. Y son encaminados con pobreza de medios: la conversión es obra de Dios, no de estrategias ni de montajes espectaculares.

Todas estas premisas hemos de tenerlas en cuenta a la hora de la llamada «nueva evangelización» La presencia comunitaria, la pobreza de medios, la confianza en la providencia, la preocupación por las necesidades reales de los destinatarios, la Buena Noticia de Jesús como realidad prioritaria, la alegría de la salvación… han de estar presentes en esta tarea irrenunciable.

martes, 3 de julio de 2012

Domingo XIV del tiempo ordinario - Mc 6,1-6

Nazaret
Las reacciones de las gentes de Nazaret ante la intervención de Jesús en la sinagoga son curiosas. Comentan y se extrañan de su sabiduría y de su poder; parece que hay una primera reacción entre admiración y desconcierto pero acaba transformándose en escándalo. No son capaces de admitir que una persona normal, del pueblo, sin prestigio social, cuya familia es conocida por todos y ésta no tiene nada de extraordinario, sea capaz de enseñarles nada, de hablar y actuar en nombre de Dios. Les ganan los prejuicios. Jesús se admira de su falta de fe.

Los conciudadanos de Jesús no acceden al don de Dios, a la Buena Noticia del Reino porque sus suspicacias se lo impiden. Corremos el peligro de que a nosotros comunidad de creyentes en Jesús nos pase algo similar, que nuestros juicios previos (pre-juicios) no nos permitan descubrir los signos de los tiempos, la acción de Dios en nuestra historia concreta, los signos proféticos que se nos ofrecen en las más variadas realidades cotidianas… y continuemos en nuestras cosas y en nuestra mediocridad.