jueves, 6 de diciembre de 2012

Domingo II de Adviento - Lc 3,1-6

Río Jordán
La Palabra de Dios se hace presente en la historia; en la historia de la Humanidad y en cada una de nuestras historias personales y comunitarias. El evangelista tiene un interés especial en subrayarlo y por eso la sitúa tanto en la perspectiva universal (Imperio romano) como local y religiosa. La Palabra de Dios no es algo atemporal, ahistórico y, mucho menos, no es neutral. La Palabra de Dios es la propuesta de diálogo, de comunicación, de interrelación del mismo Dios con nosotros. Y, por eso, se produce, actúa en el tiempo, en la Historia (con mayúscula y con minúscula).

El ministerio de Juan Bautista acontece en este contexto; él responde a la interpelación de la Palabra de Dios y se lanza a predicar, a preparar el camino para el acontecimiento más importante de la Historia de la Humanidad: la encarnación del Hijo de Dios. Pero, como comentábamos en la celebración de ayer, de la Inmaculada Concepción de María, Dios se quiere valer de nosotros para hacer posible su plan: es la forma de actuar del Dios de la Biblia.

1 comentario:

  1. Preparar el camino para el nacimiento del Hijo de Dios es también allanar el "camino", la vida del prójimo. Y ésto es facilitarle la vida a los demás, no ser impedimento sino ayuda para nuestroa hermanos. Una buena manera de preparar nuestro corazón para el nacimiento del Niño.

    Samuel

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