sábado, 7 de abril de 2012

Domingo de Pascua de Resurrección - Jn 20,1-9

¡Felices Pascuas!; ¡el Señor ha resucitado!... Estos son saludos que podemos escuchar en las comunidades cristianas, acompañadas en muchas ocasiones de abrazos o apretones de mano. Son signos de la alegría que significa la resurrección de Jesús. Esto es lo que también nos quieren recordar los textos bíblicos que escuchamos en la liturgia.

El evangelista Juan sitúa la escena del evangelio en domingo (el primer día de la semana), «al amanecer, cuando aún estaba oscuro» Los protagonistas de la narración son María Magdalena, Pedro y el discípulo amado. Los tres van a ser testigos de que el sepulcro, donde habían puesto a Jesús, está vacío.

Los tres correrán, los tres constatarán que Jesús ya no está entre los muertos… Hasta aquel momento, el evangelista lo hará notar, no habían entendido nada: «hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos» Sus vidas cambiarán radicalmente a partir de esta experiencia. ¿Y las nuestras?

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