lunes, 26 de marzo de 2012

La Anunciación del Señor - Lc 1,26-38

Gruta de la Anunciación, Nazaret
El contraste entre las lecturas de ayer domingo y las de la festividad de hoy, la Anunciación del Señor, es importante. Pero, en realidad, sólo es aparente. La Anunciación es el inicio del momento más álgido del plan de Dios para la Humanidad, cuya culminación es la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

Dentro de nueve meses volveremos a celebrar el nacimiento de Jesús y comenzamos a recordarlo en la festividad de hoy. En este evento María, la madre de Jesús, jugará un papel importantísimo, insustituible. Ella aceptará, asumirá el plan de Dios en su existencia y lo hará de una forma sencilla, humilde. Con su sí se inicia el período más importante de la historia de la salvación.

María es el mejor ejemplo de discipulado. Debemos aprender de su docilidad, pero también de su implicación activa en que la Buena Noticia, que significa el nacimiento de su Hijo, se haga posible, llegue a todos, transforme el mundo.

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