lunes, 20 de febrero de 2012

Miércoles de Ceniza - Mt 6,1-6.16-18

Iniciamos un nuevo tiempo de Cuaresma; uno de los llamados «tiempos fuertes» litúrgicos. La Iglesia nos propone, en este período de cuarenta días, meditar sobre los fundamentos de nuestra fe, preparándonos para el acontecimiento pascual, centro de nuestra vida cristiana, personal y comunitaria.

Una de las primeras cosas que nos recuerda el evangelio de esta celebración es la necesidad de la humildad, de «huir» de la notoriedad, del aplauso, de la fama: «no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos […]; no vayas tocando la trompeta por delante cuando hagas limosna […]; no gustes de rezar (de manera ostentosa)… para que te vea la gente […]; no andes cabizbajo y con la cara desfigurada cuando ayunes…»

La vivencia de la fe es otra cosa; la religiosidad auténtica está reñida con estas actitudes. Hay que practicar la justicia, hay que hacer oración, hay que practicar la misericordia con quien lo necesita, hay que saber desprenderse de lo superfluo… pero de forma sencilla, natural, modesta, cristiana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario