El plan de Dios, su designio amoroso normalmente está vinculado a la aceptación humana libre. A Dios le gusta hacer las cosas así. María no puso obstáculos a la acción de Dios, se puso inmediatamente y de forma libre a su servicio. Y así fue posible la Encarnación. En esto, como en otras muchas ocasiones, María se convierte en imagen del verdadero discipulado.
Nosotros discípulos y discípulas de Jesús hemos de coger el testigo. Me explico: Dios, desde toda la eternidad, tiene un plan amoroso para la Humanidad. A nosotros nos toca ponernos al servicio de este plan, como lo hizo María. Así será posible su logro.
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