martes, 20 de diciembre de 2011

La Natividad del Señor - Jn 1,1-18

Lugar del nacimiento de Jesús, según la tradición
La Navidad este año «cae» en domingo. Éste es uno de los comentarios que más se escuchan en estos días, sobre todo, por su repercusión laboral. Estos cuchicheos si los unimos al ambiente consumista al que ya nos tiene acostumbrados nuestra sociedad de consumo pueden desvirtuar, desdibujar lo que verdaderamente celebramos: el nacimiento, la venida al mundo del Hijo de Dios, incluso para los que nos llamamos cristianos.

El evangelio del domingo nos sitúa en lo nuclear de la festividad. El prólogo del evangelio de Juan nos presenta a Jesucristo, Palabra de Dios, en el principio, en el Génesis, junto a Dios Padre creándolo todo. Esta Palabra de Dios ha querido compartir la vida de Dios con nosotros, ha querido poner su tienda de campaña en medio de la Humanidad. Esto es lo que celebramos, no lo podemos olvidar.

Corremos el peligro de repetir la historia, como la describe el evangelista: «vino a su casa, y los suyos no la recibieron» El rostro de la Palabra de Dios que es Jesucristo puede ser rechazado o simplemente ignorado, por los suyos, por nosotros. Aquí el evangelio no está hablando de «los otros» (como nos gusta decir o pensar), sino de nosotros, de los suyos.

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