lunes, 28 de noviembre de 2016

Domingo II de Adviento, ciclo A - Mt 3,1-12

Río Jordán
El evangelio de hoy, a través de la predicación de Juan Bautista, proclama la necesidad de cambiar de vida, de actitudes, de criterios: «convertíos, porque está cerca el reino de los cielos», como condición imperiosa para preparar la venida del Señor. Juan, recordando la profecía mesiánica de Isaías, invita a todos a «allanad sus senderos», a preparar adecuadamente la venida del Señor.

Jesús se hará presente, una vez más, pero puede pasar para mí desapercibido: un año más, una fiesta más, una nueva celebración..., pero nada cambia en mi vida personal, familiar, social, comunitaria.

Nos puede pasar como a los fariseos y saduceos que el Bautista instiga: que no demos «el fruto que pide la conversión», que nos hagamos ilusiones por lo que somos o, peor aún, por lo que tenemos.

El Bautista invita a un cambio de perspectiva: sólo desde la humildad, desde la sencillez es posible acoger al Jesús que viene a nuestro encuentro, el Reino de los cielos que está verdaderamente cerca, en medio de nosotros. Sólo el humilde es capaz de ver en el otro a su hermano, a su hermana. Sólo el sencillo descubre en las realidades cotidianas el rostro de Jesús.

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