martes, 20 de noviembre de 2012

Jesucristo, Rey del universo - Jn 18,33b-37

«Mi reino no es de este mundo» La afirmación de Jesús nos ahorra de falsas interpretaciones sobre su reinado. Su reino no se identifica con poder, violencia, dominio o imposición; no tiene nada que ver con el lujo o la ostentación; está reñido con la falsedad, el engaño, las promesas incumplidas, las apariencias de servicio para propio provecho… Su reino «no es de aquí», no es como nosotros estamos acostumbrados a hacer las cosas, incluso, en muchas ocasiones, eclesialmente.

La proclamación del reinado de Jesús es ante el tribunal de Pilato, que lo condenará a muerte. Jesús entiende su potestad como servicio, como entrega, como donación incluso de la propia vida; así Jesús es rey.

¿Cómo entendemos nosotros nuestras responsabilidades sociales o eclesiales? Estamos llamados a seguir el estilo y la forma de actuar de Jesús: somos su discipulado. Si en nosotros hay búsqueda de poder, dominio o prestigio es que no hemos entendido la Buena Noticia de Jesús.

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