martes, 2 de octubre de 2012

Domingo XXVII del tiempo ordinario - Mc 10,2-16

Igual dignidad, en el plan original de Dios
Jesús reivindica el plan original de Dios, narrado en los relatos de la Creación (primera lectura), como medida de las relaciones de pareja. En el plan de Dios para la Humanidad no encontramos discriminaciones por ser mujer: ella es una igual, con la misma dignidad que el hombre. Eso es lo que reclama Jesús. El repudio, el divorcio dejaba a la mujer en una situación de precariedad, donde, en muchos casos, las únicas salidas que tenía era la mendicidad o la prostitución. Eso no es justo y, por eso, se opone.

En el momento actual nosotros, discipulado de Jesús, hemos de detectar, señalar, denunciar, combatir todas las situaciones de discriminación de nuestra sociedad, ya sea por razones de sexo, condición social, opinión, origen étnico, color de la piel, religión… No corresponden al plan original de Dios, de la Creación, donde todo era «bueno», «muy bueno» y el mal, el pecado lo trastocó. Es posible cambiar las cosas; ese es el compromiso al que nos invita Jesús.

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