martes, 16 de octubre de 2012

Domingo XXIX del tiempo ordinario - Mc 10,35-45

En el evangelio de este domingo se está jugando la forma de entender las diversas responsabilidades eclesiales, ya sea la de obispo o la de catequista, ambas necesarias para el funcionamiento de la comunidad. Los hermanos Zebedeo, y el resto de discípulos también, lo entienden como prestigio y poder. El estilo de Jesús es bien diferente: «el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos» Eso es lo que Él ha practicado siempre y es lo que pide de sus seguidores.

No es fácil de entender y menos de vivir de la manera que sugiere Jesús. A todos nos gusta que nos reconozcan, nos admiren, nos escuchen, nos den la razón… ¡Cuanta soberbia hay detrás de algunas actitudes aparentemente de servicio! Pero estar dispuestos, de verdad, a ser el servidor, incluso el esclavo de todos; eso ya nos apetece menos y si tenemos un cargo de responsabilidad, menos aún. El seguimiento de Jesús nos exige cambiar de mentalidad y de forma de actuar.

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