martes, 12 de junio de 2012

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús - Jn 19,31-37

El evangelio de Juan nos explica cómo Jesús, en la cruz, derramó por amor a la Humanidad hasta la última gota de su sangre. No existe amor más grande y salvífico que el de Jesús: esta realidad es la que celebramos en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Lo que define al Dios de la Biblia, al Dios de Jesús es el Amor. El pueblo de Israel es una realidad que irá descubriendo lentamente a lo largo de su historia (primera lectura). Jesús nos lo mostrará continuamente en sus palabras y en sus gestos; en su predicación y en su forma de actuar. Pero será su entrega en la cruz la que mostrará de la forma más nítida posible este amor. El rostro de Dios, a partir de Jesús, nunca más se confundirá con violencia, castigo o venganza: Dios no es así.

La comunidad creyente debe tomar nota de esta realidad; debe hacer suya esta actitud. Si lo que nos define es otra cosa; si en nuestras vidas anidan rivalidades, odios, envidias, ansias de poder o prestigio es señal de que aún nos queda mucho para ser auténtico discipulado de Jesús. La cruz de Jesús, su entrega incondicional debe ser nuestra medida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario