martes, 19 de junio de 2012

Natividad de Juan Bautista - Lc 1,57-66.80


Río Jordán, lugar del ministerio de Juan Bautista
Todas las lecturas que nos propone la liturgia en la festividad del nacimiento de Juan Bautista son textos (en algunos casos relatos) de vocación. Una elección que se retrotrae al vientre materno: «Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre» (Isaías, primera lectura); «me has tejido en el seno materno […], me has escogido portentosamente» (salmo); «”¿qué va a ser este niño?” Porque la mano del Señor estaba con él» (Juan Bautista, evangelio).

La elección por parte de Dios es desde siempre; también la nuestra. Dios ha pensado en cada uno de nosotros y de nosotras, nos ama personalmente desde toda la eternidad. La voluntad salvífica divina es la felicidad de todos los seres humanos sin excepción: todos somos sus hijos e hijas. Nosotros hemos sido llamados, elegidos para que esta realidad sea posible. Es nuestra misión el que todos gocen de la Buena Noticia de Jesús; de la dignidad que todas las personas humanas compartimos. Juan Bautista fue consecuente con esta vocación.

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