miércoles, 16 de noviembre de 2011

Jesucristo, Rey del universo - Mt 25,31-46

El año litúrgico lo cierra la fiesta de «Jesucristo, Rey del universo». El evangelio que la Iglesia nos propone meditar corresponde al Juicio final, narrado en el evangelio de Mateo. Como escribirá más tarde san Juan de la Cruz: «en el atardecer de la vida seremos juzgados en el amor» Ese será la medida, la única medida que se nos aplicará.

Si nuestra religiosidad sólo está fundamentada en creencias, cultos y plegarias, aunque las practiquemos diariamente, no estaremos en el grupo al que Jesús acogerá en su reino: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo» Claro que es importante y necesario tener fe, las celebraciones litúrgicas y la oración, pero no es lo esencial ni lo definitivo. De lo que seremos juzgados es de cómo hemos actuado cuando hemos visto las necesidades que padecen nuestros semejantes. Eso es lo nuclear del mensaje de Jesús, de su «buena noticia»

Jesús se identifica con el que pasa hambre o sed, con el indigente, con el inmigrante (con o sin papeles), con el enfermo, con el que está en la cárcel (culpable o no). Hemos de releer este evangelio. En nuestras vidas, en nuestro hacer comunitario hay muchas cosas que cambiar, que priorizar, si queremos ser fieles a lo que nos pide Jesús.

2 comentarios:

  1. No sólo debemos practicar la oración, debemos también hacer algún rato de silencio, para escuchar lo que se mueve en nuestro corazón.

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  2. Jesucristo se identifica con el "hombre que sufre", porque Él vino a salvar, a aliviar el dolor humano, no a condenar. El sufrimiento de una persona es "Su sufrimiento". ¿Como se puede decir AMO A DIOS a quien no vemos, si no AMAMOS al hermano que tenemos al lado?. Nuestra vida solo tiene "SENTIDO CRISTIANO" si trabajamos para AMAR A DIOS Y SERVIR AL HERMANO, POR ÉL.

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