domingo, 14 de agosto de 2011

La Asunción de María - Lc 1,39-56

El encuentro de María e Isabel es la narración que nos propone la liturgia para la celebración de la festividad de «La Asunción de María». María es una mujer preocupada y ocupada en las necesidades de los demás. Ésta es una de las actitudes que sobresalen en María, la madre de Jesús, junto con su fe y entrega incondicional al plan de Dios. Su parienta Isabel «cantará» estas cualidades de María; la llamará «bendita» y afirmará de ella que es «bienaventurada».

La respuesta de María consiste en dirigir su mirada a Dios: a Él es a quien se debe alabar y dar gracias. El canto del «Magníficat» es una de las páginas más bellas del evangelio. María canta a un Dios toda bondad y misericordia: en ellas manifiesta su grandeza. Un Dios parcial: los humildes, los hambrientos, los pobres son sus predilectos. Ella ha aprendido que sólo en esta línea, en esta onda es posible «conectar» con el Señor de Israel, con el Dios de la Biblia.

María continúa, desde el cielo, ejerciendo su labor intercesora por los más necesitados, por todas y cada una de nuestras indigencias. Es lo que celebramos en esta conmemoración. Desde la perspectiva que Dios es siempre más grande que nosotros y espera en nosotros una respuesta similar a la que tuvo María.

1 comentario:

  1. El Magnificat es el canto de la grandeza y el amor de Dios por excelencia, la primera vez que lo vi ya me cautivó.

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