miércoles, 6 de abril de 2011

Domingo V de Cuaresma - Jn 11,1-45

Iglesia de Marta, María y Lázaro - Betania

En el evangelio de este domingo el narrador pone en boca de una mujer, de Marta, la confesión cristológica por excelencia (los otros evangelistas la han puesto en boca de Pedro): «Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo» Es una mujer la que reconocerá en Jesús al Mesías esperado, al Unigénito de Dios.

Tanto Marta como María y el hermano de ambas, Lázaro, representan al discipulado de Jesús, en el que hay mujeres y hombres, en situación de igualdad, porque así lo ha querido el Maestro. La fe de estas dos hermanas hará posible el milagro de la resurrección de su ser querido. Jesús es «la resurrección y la vida». Y éste es el mensaje central del evangelio dominical. El Dios de Jesús es el Dios de la vida. La muerte no es el último capítulo de una existencia, sino el inicio de una nueva vida.

El suceso narrado en el evangelio nos prepara para los acontecimientos que vamos a rememorar a partir del domingo que viene, iniciando la Semana Santa. La pasión y muerte de Jesús no es la historia de un fracaso; es el prólogo de la Pascua, de la Resurrección gloriosa. Esto es lo que creemos, esto es lo que celebramos.

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