lunes, 14 de septiembre de 2015

Domingo XXV del tiempo ordinario, ciclo B - Mc 9,30-37

Niños palestinos
El tema del Jesús incomprendido sigue siendo la línea maestra de la narración del evangelio de Marcos, como llevamos viendo desde hace varias semanas, en los evangelios dominicales.

Jesús, una vez más, les va instruyendo sobre su final trágico, su escarnio y su muerte, pero, también, sobre su resurrección. El mal, en el plan de Dios, no tiene la última palabra. En cambio, los discípulos van discutiendo sobre quién es el más importante. Es la paradoja del mundo, de la que no escapan los seguidores de Jesús, ni siquiera la primera comunidad. Frente a un Jesús abierto a todos, comprometido con la causa del Padre, donde todos los hombres y todas las mujeres son acreedores de la misma dignidad, ya que todos y todas son hijos del mismo Padre; los discípulos están preocupados y ocupados en discutir sobre su parcela de poder.

La respuesta-imagen de Jesús es tajante, no admite componendas ni interpretaciones reductoras. Pone en medio de ellos un niño, imagen de lo más débil e insignificante en una sociedad que sólo contaban los adultos varones. Y afirma: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos» En la comunidad cristiana el valor de lo pequeño es lo definitivo, todo lo demás se aparta del mensaje de Jesús.

1 comentario:

  1. En pocos lugares evangelicos la "paradoja" se manifiesta con tanta fuerza. . y pocos pasajes como el de hoy se prestan a interpretaciones torcidas. ¿Quien infiere que Jesús apunta a "minimos" por el hecho de poner un niño por modelo?. Cierto, a un niño no se le pueden encomendar grandes empresas pero goza de una propiedad esencial: CONFIA EN SU PADRE ¡¡y de qué manera!!. Pues ya tenemos la clave que nos orienta en la vía para aspirar y alcanzar esos máximos implícitos en ese "si quieres ser el primero". Cómo no va a querer Jesús que crezcamos y aspiremos a los puestos superiores en su Reino? Sería como afirmar de un padre terrenal que se complace en que su hijo no supere el ciclo evolutivo que le saque del infantilismo. Sucede que Jesús traza una senda de madurez que contrasta con los principios que defiende la actual cultura, muy dificiles de asumir.

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