martes, 4 de septiembre de 2012

Domingo XXIII del tiempo ordinario - Mc 7,31-37

¿Buscamos el aplauso?
El epílogo de la narración del evangelio de este domingo son una palabras de alabanza y de admiración hacia Jesús: «Todo lo ha hecho bien...» Jesús está atento a las necesidades de los que pasan por su lado y los atiende y los cura, hace las cosas bien; pero no quiere publicidad, no busca, no desea el elogio: «Él les mandó que no lo dijeran a nadie» Aunque la mayoría de las veces no lo consigue.

La comunidad eclesial está llamada a seguir las huellas de su Maestro. Somos (o deberíamos ser) los embajadores de la bondad, del bien, de la justicia, de la fraternidad, del amor entrañable… Pero sin buscar la felicitación o el reconocimiento por lo que hacemos. Eso no es lo importante, es innecesario, incluso, en muchas ocasiones, es perjudicial. La Buena Noticia de Jesús, los valores del Reino, la construcción de un mundo más justo donde el bien común sea la norma… es lo importante; el que nos den las gracias, no. ¡Cuánto nos gusta el aplauso de los demás!

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