miércoles, 13 de julio de 2011

Domingo XVI del tiempo ordinario - Mt 13,24-43

Continuamos con el capítulo 13 del evangelio de Mateo, conocido como el «Discurso en parábolas», donde el evangelista concentra la mayoría de parábolas de Jesús. Hoy la liturgia nos propone meditar tres de ellas que nos relatan cómo es el Reino de Dios: «el Reino de los cielos se parece…» El evangelio nos habla de buena semilla y de cizaña; de una simiente de mostaza; y de la levadura que amasa una mujer mezclándola con harina. Comenta, en forma de parábolas, los inicios de este Reino: las dificultades de los comienzos, los problemas de discernimiento, la sencillez y pobreza de medios, la acogida, la fuerza transformadora de su mensaje…

La realidad del Reino de Dios, narrada en este evangelio, no difiere tanto de la situación actual. Lo importante no es construir cosas grandes ni buscar el prestigio social. La situación de precariedad de medios no hemos de vivirla como una limitación sino como una oportunidad de mostrar con más claridad la Buena Noticia de Jesús. Es el Señor quien transforma los corazones, nosotros sólo hemos de posibilitar el encuentro. Sin juicios condenatorios, confiando en la posibilidad de cambiar de todos. Con una actitud de acogida, de servicio, de entrega generosa, de amor… Sólo desde este tipo de actitudes es posible ir día a día colaborando en la construcción del Reino de Dios.

1 comentario:

  1. Nos han vendido hasta la saciedad la idea de que cuanto más gastemos más felices seremos y ahora se nos va a hacer cuesta arriba el tener que limitarnos a cubrir las necesidades básicas e intentar ayudar al que se quedo rezagado.

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