jueves, 10 de marzo de 2011

Domingo I de Cuaresma - Mt 4,1-11

Desierto de Judá
El tema de la tentación aparece tanto en la primera lectura como en el evangelio de este domingo. En el libro del Génesis, el autor nos cuenta cómo la primera pareja humana sucumbe ante la seducción de la grandeza, del poder, de la soberbia: «seréis como Dios». Y así, comentará el apóstol Pablo (segunda lectura), «entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte»

El evangelista, por el contrario, narra tres tentaciones a las que es sometido Jesús y de las que sale airoso; tentaciones que recuerdan situaciones paralelas vividas por el Pueblo de Dios en el desierto. La tentación de las soluciones fáciles, del milagro a nuestro servicio, de la utilización de Dios para nuestras conveniencias, de la evasión de la propia responsabilidad: en la Palabra de Dios encontraremos inspiración (no recetas mágicas) para asumir las responsabilidades que nos corresponden personal, familiar, social, eclesialmente. También la fascinación por lo espectacular: pensamos que el problema es que nos faltan medios (económicos, técnicos, humanos), organización, marketing… y es posible que sea verdad; pero, sobre todo, lo que nos falta es fe. Y la tercera seducción es la de justificar cualquier medio para alcanzar el fin; y eso no funciona en la construcción del Reino de Dios: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto»

1 comentario:

  1. Y así seguimos, buscando la salida fácil de los obstáculos que se nos ponen al paso y esperando el elogio y el halago de los que nos rodean.

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