jueves, 19 de agosto de 2010

Domingo XXI del tiempo ordinario - Lc 13,22-30


Tengo mis dudas de que entre nosotros se plantee esta pregunta que le hacen a Jesús, en el evangelio de este domingo: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?» Y, aún así, creo que la pregunta y, sobre todo, la respuesta de Jesús son muy actuales. Hemos de leer, de escuchar atentamente las palabras de Jesús, tanto personal como comunitariamente.

La primera parte de la respuesta del Señor habla de esfuerzo y de la puerta estrecha. Con frecuencia hemos «dibujado» un cristianismo demasiado light. Un anuncio de una bebida refrescante afirma: «con pocas calorías y sin azúcar» A la Buena Noticia de Jesús no se le pueden poner estas etiquetas. Estoy convencido que este mensaje es «lo más natural del mundo», para seguir con el lenguaje publicitario; pero esto no significa que podamos desvirtuarlo rebajando su esfuerzo, su dificultad, su dosis irrenunciable de cruz. La vida, la predicación, la pasión, muerte y resurrección de Jesús es el ejemplo.

Aunque será en la segunda parte de su respuesta donde Jesús clarificará de qué está hablando. Cuantos de los que se creen (nos creemos) personas religiosas, gentes de Iglesia, seguidores de Jesús… deberían (deberíamos) tener presente las duras palabras de Jesús: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados»
No es cuestión de volver a un cristianismo oscuro fundamentado en el miedo; pero sí de tomarnos en serio ¿qué implica en nuestras vidas el seguimiento de Jesús?; ¿qué significa, a nivel existencial, haber optado por el Evangelio, por los valores del Reino de Dios?

No hay comentarios:

Publicar un comentario