martes, 19 de diciembre de 2017

Domingo IV de Adviento, ciclo B - Lc 1,26-38

Basílica de la Anunciación, Nazaret
Hoy volvemos a leer el relato del anuncio del ángel a María; hace escasos días lo hacíamos en la celebración de la «Inmaculada Concepción de María». Y es que la actitud de María, la madre de Jesús, contemplada en esta narración, completa el cuarto «punto cardinal» de las condiciones que la liturgia de Adviento nos propone (vigilancia, cambio de vida, allanar el camino y la fe hecha disponibilidad) para esperar debidamente la venida de Jesús: la histórica que conmemoramos cada año en Navidad y la definitiva de la Parusía.

El texto subraya la fe y la disponibilidad de María, dos caras de la misma realidad. La fe no es creer una colección de verdades; es, ante todo, fiarse de Dios, ser fiel a su llamada, responder con la vida a su requerimiento. María responderá, con contundencia, al ángel: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» María es una mujer libre, con decisión, que pone su existencia al servicio del plan amoroso de Dios. Un plan que tiene un nombre concreto, Jesús. Dios ha querido compartir, por amor, nuestra humanidad hasta las últimas consecuencias. María contribuirá a que sea posible. Cada uno de nosotros y de nosotras estamos llamados también a cooperar en esta tarea. La «buena noticia» de Jesús vale la pena.

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