viernes, 14 de abril de 2017

Domingo de Pascua de Resurrección - Jn 20,1-9

Hoy es día de inmensa alegría en la comunidad cristiana: ¡Cristo ha resucitado!, ¡verdaderamente ha resucitado el Señor!

El primer testimonio de la resurrección lo reciben las mujeres, ocupando un lugar privilegiado María Magdalena (evangelio de la Vigilia Pascual). El anuncio tiene una recomendación: «No tengáis miedo», y contagia una actitud: «llenas de alegría, corrieron a anunciarlo» La fe les hace descubrir, constatar esta nueva realidad: la resurrección de Jesús. El miedo sería la actitud contraria a esta fe; el miedo paraliza, no permite dar la respuesta de fe adecuada. La fe de estas mujeres se traduce en una inmensa alegría, un gozo que les empuja a anunciar esta buena nueva.

La resurrección de Jesús implica que Dios Padre ha refrendado su vida y su predicación. Este nueva realidad exige de sus seguidores y seguidoras una nueva actitud, una «vida nueva» (epístola de la Vigilia), morir a la «esclavitud del pecado», romper con todo aquello que significa egoísmo, hedonismo, odio, violencia, acepción de personas, crítica destructiva, discordias, rivalidades, divisiones etc., y vivir según el Espíritu de Jesús: amor fraternal a todo ser humano, gozo, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, dulzura en el trato, dominio de uno mismo (cf. Gal 2,19-23).

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