martes, 2 de agosto de 2016

Domingo XIX del tiempo ordinario, ciclo C - Lc 12,32-48

En la misma línea que el domingo anterior, hoy el evangelio nos invita a no poner la confianza en los bienes efímeros: dinero, fama, placer, etc. Nos propone, como afirmábamos, otra forma de riqueza en la que no hay que temer ni que te roben, ni que se deteriore. Una riqueza en la que el hermano y la hermana necesitados son lo prioritario. Un tesoro que proporciona la auténtica felicidad y da sentido a la vida: «Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón

Jesús quiere que todos participemos del banquete del Reino, pero para ello nos exige estar preparados, vivir en la tensión de la llegada del Reino de Dios (Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas), como oramos en el Padrenuestro: Venga a nosotros tu Reino.

Como seguidores de Jesús hemos de preguntarnos, con frecuencia, dónde tenemos puesto el corazón. ¿Qué es lo prioritario en nuestra vida?. A nuestro alrededor, si no estamos (o no queremos estar) ciegos, hay muchas situaciones de injusticia, de pobreza, de marginación. No puedo pasar indiferente ante esta realidad. La responsabilidad ante estas situaciones no es una opción frente a otras, si nos tomamos en serio el mensaje de Jesús.

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