Prólogo del evangelio de Marcos (texto griego) |
El
domingo pasado el evangelio nos invitaba a la vigilancia; hoy a la conversión,
al cambio de vida.
Pero,
¿vale la pena cambiar de vida? ¡Qué pereza! Y, ¿para qué? La
introducción-título del evangelio de Marcos, que hoy leemos-escuchamos, nos da
la pista: «Comienzo de la buena noticia de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios».
El mensaje de Jesús es «buena noticia». A todos/as nos gustan las buenas
noticias. Estamos saturados de malas noticias, de situaciones dramáticas que
nos sobrepasan. El narrador del evangelio continúa comentando que Jesús es «el
Mesías, el Hijo de Dios». Este lenguaje a nosotras/os, mujeres y hombres del
siglo XXI, nos resulta un tanto extraño. El término «Mesías» para los
contemporáneos de Jesús indicaba respuesta a las esperanzas más profundas, a
sus expectativas en tantas ocasiones frustradas: era «buena noticia». Por otro
lado, «Hijo de Dios» anuncia que en la buena nueva Dios toma parte; no es algo
de un iluminado cualquiera, de unos «fuegos artificiales», de los que después
de un cierto «aparato» no queda nada.
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