jueves, 14 de febrero de 2013

Domingo I de Cuaresma - Lc 4,1-13

Lugar de las tentaciones
Las tres tentaciones que nos narra hoy el evangelista Lucas siguen siendo de gran actualidad: la tentación de lo extraordinario, la tentación del poder y la tentación de la fama rápida.

Los medios de comunicación, hoy más que nunca, nos presentan en muchas ocasiones unos «valores» a seguir que no están nada lejos de esta narración.
           
El mensaje de Jesús y su actitud están a años luz de esta perspectiva; ¿nosotros estamos dispuestos a rechazar estas tentaciones, a ejemplo de Jesús? Él nos propone la grandeza de lo ordinario, de lo cotidiano, frente a la vanidad de lo extraordinario; la importancia y el valor de lo sencillo frente a las ansias incontenibles de poder y de éxito; y la valía del trabajo diario, del esfuerzo continuo, frente a la búsqueda de la fama inmediata.
           
Sólo Dios es digno de culto, de alabanza, de adoración. No podemos perder de vista nunca este enfoque: no podemos poner en el lugar de Dios la inmediatez, el poder, el dinero, la fama. Entre otras cosas porque nada de esto da la felicidad.

Pero, la tentación no descansa. Siempre busca una mejor oportunidad, e igual que en el caso de Jesús se va hasta otra ocasión más propicia. No podemos bajar la guardia.

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