miércoles, 7 de septiembre de 2011

Domingo XXIV del tiempo ordinario - Mt 18,21-35


Continuamos con el «discurso eclesial» iniciado el domingo pasado. El evangelio de hoy trata el tema del perdón: ¿cuántas veces hemos de estar dispuestos a perdonar?; ¿hasta dónde ha de llegar el perdón?

Las respuestas a estos interrogantes son respondidas a través de un diálogo entre Pedro y Jesús y una parábola ilustrativa. Jesús afirmará que no hay límites para el perdón: sus seguidores han de estar dispuestos a perdonar todo y siempre, sin ninguna excepción, sin ninguna limitación: «hasta setenta veces siete». La verdad es que lo que nos pide el Maestro no es nada fácil, pero no hay otro camino posible para la comunidad eclesial.

La parábola nos introduce en una realidad más profunda. Dios nos ha perdonado tanto, nos perdona tanto que nuestro perdón comparado con el suyo es ínfimo, microscópico. Es como comparar un millón de euros con un céntimo. No tenemos excusas posibles para el perdón, incluso para el más difícil: «perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden» Jesús nos pide estar siempre dispuestos a perdonar si queremos acceder al perdón de Dios.

1 comentario:

  1. Perdón, fácil de escribir y de pronunciar, pero difícil, muy difícil de practicar. Sólo el que ama mucho es capaz de perdonar todo...

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