miércoles, 16 de agosto de 2017

Domingo XX del tiempo ordinario,ciclo A - Mt 15,21-28

El evangelio de este domingo nos habla de la fe de una mujer extranjera. Habitualmente los «modelos» de fe eran hombres judíos piadosos. Jesús no está atado a condicionamientos sociales, y nos muestra cómo el don más precioso que es la fe se hace presente en una mujer, que además es extranjera y, por tanto, llamada y considerada una «perra» por sus conciudadanos (los judíos llamaban «perros» despectivamente a los extranjeros y Jesús aprovechará esta circunstancia para demostrar el grave error de este criterio).

La oración de esta mujer se convierte en súplica, en grito desgarrador: «viene detrás gritando», en confianza plena en Jesús, en fe sencilla. Jesús no tiene más remedio que alabar públicamente la fe de esta mujer: «mujer, qué grande es tu fe», y escuchar su ruego, su demanda. La fe lo puede todo y no conoce diferencias de género, de raza o de cultura.

Esta mujer es presentada por el evangelista como modelo de creyente, de discípula, de oración confiada e insistente. Qué fácil es poner etiquetas a la gente, sobre todo a quien es diferente de nosotros. Nos podemos encontrar con auténticas sorpresas, como en el evangelio.

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