martes, 21 de mayo de 2013

La Santísima Trinidad - Jn 16,12-15


Vivimos en un mundo de apariencias, de verdades a medias, de mentiras consentidas y asumidas. Aunque, gracias a Dios, esta situación no agota la realidad que nos rodea. Es posible otra forma de encarar la existencia. El evangelio de la fiesta de hoy, de la Santísima Trinidad, nos habla de ello: el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Sí es posible vivir la verdad en plenitud; el Espíritu Santo, Espíritu de la verdad, nos guía, nos muestra el camino que ya comenzó Jesús. El Padre se une a esta sinfonía de la verdad plena del Hijo y del Espíritu y nos comunica, nos anuncia el camino verdadero, el auténtico.

El ser humano tiene vocación de infinito, de trascendencia, de Dios. Hoy celebramos que es posible saciar esta sed. Estamos llamados a ser portavoces de la respuesta a esta esperanza para todas las mujeres y todos los hombres. Sólo en Dios es posible que la persona humana encuentre respuesta a sus interrogantes existenciales. Sólo Dios sacia la sed humana de Verdad con mayúscula. Sólo el Espíritu de la Verdad puede mostrar a cada individuo el camino para que la vida tenga sentido pleno. La existencia humana no es exclusivamente lo tangible, la monotonía de cada día. Es infinito, es felicidad sin límites, es eternidad que ya se puede empezar ahora a degustar.

2 comentarios:

  1. Jesús nos enseña a llamar Padre a Dios. Jesús nos enseña, en la cruz, a llamar Madre a María.

    María es la primera criatura humana en participar plenamente en el Amor de la Trinidad.

    Ella guarda en su corazón las bendiciones de todas las generaciones. Aunque nos ataque el mal
    de Alzheimer nuestra Madre María recuerda por nosotros las maravillas que la Trinidad hace en
    cada uno de sus hijos.

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  2. Hay verdades humanas y verdades cristianas. Estas últimas solo se alcanzan mediante la fe en "Dios uno y trino". Es la manera de llegar a alcanzar que Dios es "amor, misericordia, Vida" pero también el único camino que puede pacificar las potencias del alma y calmar esa sed de eternidad que a todos nos acosa. Otro rasgo propio de la fiesta de hoy es que enseña a hacer "comunidad" a ejemplo del Dios uno-trino y mediante la efusión del Espíritu aprendemos a relacionarnos con Dios Verdad plena ahogando ese "relativismo" y criterios de opinión que hoy parece enseñorearse de la actual cultura

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