miércoles, 21 de septiembre de 2011

Domingo XXVI del tiempo ordinario - Mt 21,28-32


Jesús, en el evangelio que escuchamos este domingo, apuesta claramente por los díscolos, los rebeldes, los insumisos…, por todos aquellos que «no son de los nuestros», que están fuera de la Iglesia, que pasan de la cuestión religiosa, que su vida, a veces, nos produce escándalo. Jesús afirma que también ellos y ellas tienen la oportunidad de acceder al reino de Dios, también son hijos e hijas de Dios, también Dios los ama intensamente. Incluso es posible que pasen por delante de los que nos consideramos «buenos»: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios» ¿Cuál es nuestra respuesta existencial a la propuesta del Padre?

A nivel personal y comunitario hemos de revisar si aún vivimos con pasión el mensaje de Jesús y, también, si estamos convencidos que todos y todas, sin excepción, están llamados a vivirlo. Una toma de conciencia de esas dos actitudes hará que los que nos rodean se interroguen sobre su existencia, cuestionen sus valores, admiren el amor que la comunidad irradia, quieran compartir lo que vivimos. ¿A qué esperamos para salir de nuestro cristianismo aburguesado y apático?

2 comentarios:

  1. Una imagen radicalmente escandalosa al igual que el mensaje del evangelio. ¡Ojalá no nos escandalicemos pues eso significaría que entendemos la Buena Nueva de Jesús!

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  2. El evangelio de este domingo nos dice que a veces nos creemos "mejores" y, sin embargo, muchos que consideramos "peores" están más cerca del Reino.

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