Cúpula del santo sepulcro, Jerusalén |
Con frecuencia hemos entendido la religión como una lista de
obligaciones y de prohibiciones. Y esto nos ha llevado, con relativa facilidad,
a entender nuestra relación con Dios como algo costoso, difícil, fatigoso. En
el texto de hoy también aparece alguna expresión que nos puede recordar esta
imagen: «mandamiento», que se repite tres veces, cuatro si incluimos el verbo
«mandar». Pero también el mandamiento del que habla Jesús está relacionado con
el amor.
La «buena noticia» de Jesús está llena de amor, de amistad y
de alegría. No podemos perderlo nunca de vista. Su mensaje «religioso» invita a
vivir nuestra relación con Dios y con los demás desde una perspectiva festiva,
de amistad y de amor entrañable. A sus seguidores/as se nos tiene que notar que
vivimos así. La gente que nos rodea lo tiene que percibir, lo ha de comentar,
lo ha de envidiar. El mensaje de Jesús no es algo pesimista o alienante; no
tiene nada que ver con la negación de la libertad; es alegría desbordante,
visión optimista de la vida y de los acontecimientos, un canto a la esperanza…
No hay comentarios:
Publicar un comentario