Iglesia construida sobre la casa de Pedro y Andrés en Cafarnaún |
Muy temprano, «se levantó de madrugada», se entrega a la
oración. Después de todo un día ajetreado siente necesidad de la plegaria, de diálogo
íntimo con Dios-Padre. Y comienza, después, un nuevo día de predicación y de
curaciones.
Todo un día completo. ¿Nuestras jornadas tienen algo que ver
con las de Jesús? ¿Es prioritaria en nuestra vida la construcción del Reino de
Dios? ¿Vivimos con toda la intensidad y confianza los ratos diarios de oración?
¿Tenemos una auténtica preocupación por las necesidades de los que nos rodean?
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