Juan
Bautista da testimonio de Jesús. Lo importante no es su prestigio personal sino
la persona de Jesús y el mensaje que trae de parte de Dios. Su bautismo es un
bautismo de agua, de conversión; Jesús ofrece, entrega el Espíritu Santo. Sus
palabras son humanas, limitadas; las palabras de Jesús son palabras de vida,
son Buena Noticia, son Palabra de Dios. Juan ha entendido de forma clara, sin
recovecos, que su misión sólo tiene sentido como anticipo de la grandeza de
Jesús. Esta grandeza es avalada por la teofanía, la manifestación divina: junto
al Hijo está Dios-Padre y el Espíritu Santo.
Nosotros,
comunidad de discípulos y discípulas de Jesús, hemos de revisar, en nuestra
vida personal y comunitaria, la centralidad de la persona y de la Buena Noticia
de quien decimos seguir. Su mensaje es más importante que mi gloria personal o
comunitaria. Los valores del Reino están por encima de nuestros proyectos,
ideas o prestigio; no debemos olvidarlo u obviarlo.
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