La cruz, signo de ignominia, en Jesús se convierte
en símbolo de salvación, en realidad liberadora. La forma de actuar de Dios no
es la de la condenación, sino la de dar vida. El Dios de Jesús es el Dios de la
vida. Y la cruz de Jesús es sinónimo de vida sin fin, de vida eterna.
Este jueves celebramos la «Exaltación de la Santa Cruz»,
es decir que la cruz de Jesucristo ha sido encumbrada, ennoblecida,
santificada; algo que originalmente era juzgado como signo de la maldición de
Dios. Y es que la cruz, en Jesús, se ha convertido en la mayor prueba del amor
de Dios al ser humano. Dios quiere que vivamos, que seamos felices, que nuestra
vida tenga sentido, que pregustemos la eternidad ya aquí, en nuestra existencia
cotidiana.
La «buena noticia» de Jesús para los pobres, los
excluidos, los enfermos…, para todos y todas tiene su fase álgida en la cruz. Y
es que el fracaso se convierte en esperanza, la desesperación en confianza, la
muerte en resurrección, en vida. Dios Padre está del lado de Jesús, su Hijo. Su
causa no ha fracasado. La exaltación de la cruz significa la elevación de todo
lo pequeño, inútil o despreciable, según el mundo. Dios es un Dios de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario