Continuamos con el «discurso eclesial» iniciado el domingo
pasado. El evangelio de hoy trata el tema del perdón: ¿cuántas veces hemos de
estar dispuestos a perdonar?; ¿hasta dónde ha de llegar el perdón?
Las respuestas a estos interrogantes son respondidas a
través de un diálogo entre Pedro y Jesús y una parábola ilustrativa. Jesús
afirmará que no hay límites para el perdón: sus seguidores han de estar
dispuestos a perdonar todo y siempre, sin ninguna excepción, sin ninguna
limitación: «hasta setenta veces siete». La verdad es que lo que nos pide el
Maestro no es nada fácil, pero no hay otro camino posible para la comunidad
eclesial.
La parábola nos introduce en una realidad más profunda. Dios
nos ha perdonado tanto, nos perdona tanto que nuestro perdón comparado con el
suyo es ínfimo, microscópico. Es como comparar un millón de euros con un
céntimo. No tenemos excusas posibles para el perdón, incluso para el más
difícil: «perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos
ofenden» Jesús nos pide estar siempre dispuestos a perdonar si queremos acceder
al perdón de Dios.
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