
Son las mujeres las primeras testigos
de la Resurrección
de Jesucristo. Son ellas las que escuchan el mensaje que transformará la
existencia humana: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No esta
aquí. Ha resucitado» Pasan del desconcierto y el miedo a convertirse en
proclamadoras de la Buena
Nueva. Jesús ha querido que sean ellas, las mujeres,
consideradas entre sus contemporáneos como incapaces de ser testigos válidos,
las enviadas a los discípulos como testigos privilegiados de la realidad más
profunda del misterio de Jesús. Dios Padre ha resucitado a Jesús: ha pasado de
la muerte a la vida, a una vida que ya no tiene fin. ¡Alegrémonos porque
verdaderamente ha resucitado el Señor!