Río Jordán |
En la misma perspectiva, el evangelio nos presenta el
nacimiento del Bautista, un nacimiento en el que todos los presentes ―de una
manera o de otra― reconocen la elección de este niño: «¿Qué va a ser este niño?
Porque la mano del Señor estaba con él»
¿Esta llamada, la elección es exclusiva de personajes
importantes como el profeta Isaías o Juan Bautista? ¡No!, rotundamente ¡no! Cada
uno de nosotros y de nosotras hemos sido llamados, elegidos por Dios, desde el
seno materno, más aún, desde el principio del mundo, desde toda la eternidad.
Ya entonces Dios nos amaba personalmente: te amaba, me amaba; nos ama.
Nuestra vida ha de responder a esa llamada personal. La
labor que Dios espera de ti, de cada uno de nosotros y de nosotras, es
insustituible, nadie puede hacerla más que tú. Será más importante o menos
importante a los ojos de la gente, pero para Dios es única. No debo, no puedo
eludir mi responsabilidad en la construcción del Reino de Dios aquí y ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario