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Unos cielos nuevos y una tierra nueva |
En este domingo meditamos un fragmento del llamado «discurso
apocalíptico» del evangelio de Marcos. Es un texto de esperanza y de
resistencia. El mal no tiene la última palabra es el mensaje. Los «elegidos»
serán reunidos «de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte» Ya no habrá
nada que temer, la injusticia será aniquilada, el mal desaparecerá…
No hemos de esperar a la otra vida para que esta realidad se
inaugure; ya lo ha hecho Jesús. Los signos de esperanza son visibles. La
comunidad creyente tiene la responsabilidad de continuar lo iniciado por el
Señor. Es verdad que su plenitud aquí es impensable, pero eso no nos exime de
trabajar sin descanso para aproximarnos lo más posible a ella. Contamos con el
mensaje de esperanza de Jesús, de quien nos fiamos; sabemos que Dios no nos
defraudará; esperamos y trabajamos por unos cielos nuevos y una tierra nueva
donde impere la justicia y sea respetada la dignidad de todos.
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