Las «bienaventuranzas», que escucharemos en el evangelio del
día, nos sitúan en la perspectiva de quiénes son los merecedores de esta
realidad que celebramos. El narrador mencionará a los pobres, a los afligidos,
a los que están sufriendo, a los necesitados…, todos aquellos que llevan en
este mundo una vida miserable, a los que han pisoteado sus derechos. Todos
ellos merecen ser felices, sentirse amados. Pero, también, señala a los que
aman entrañablemente, a los que no tienen doblez en su forma de actuar, a los
que se empeñan en que haya una paz auténtica en la que se respete la dignidad
de todas las personas. Ésta es la tarea en que Jesús quiere implicar a la
comunidad de sus seguidores.
lunes, 29 de octubre de 2012
Todos los Santos - Mt 5,1-12a
En la festividad de «Todos los Santos» no sólo recordamos a
aquellos que la Iglesia ha proclamado beatos o santos, sino a la cantidad
ingente «que nadie podría contar» (primera lectura) de santos y santas que
están gozando del amor sin límites, del que participaremos después de la
muerte. Un amor que sólo puede tener su origen en Dios: «mirad que amor nos
tiene el Padre» (segunda lectura).
martes, 23 de octubre de 2012
Domingo XXX del tiempo ordinario - Mc 10,46-52
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Oración comunitaria |
Sólo la fe, la oración confiada produce el milagro. El
relato evangélico es una catequesis sobre la fe; sin ella estamos ciegos. Como
Bartimeo necesitamos desprendernos del «manto», de todo lo que nos ata a
nuestro pasado, a nuestra ceguera, y dar «un salto» a una nueva realidad, la
Buena Noticia de Jesús: «Y al momento recobró la vista y lo seguía por el
camino» Apuntémonos a esta novedosa perspectiva, a los valores del Reino, al
seguimiento de Jesús: ¡vale la pena!
martes, 16 de octubre de 2012
Domingo XXIX del tiempo ordinario - Mc 10,35-45
En el evangelio de
este domingo se está jugando la forma de entender las diversas
responsabilidades eclesiales, ya sea la de obispo o la de catequista, ambas
necesarias para el funcionamiento de la comunidad. Los hermanos Zebedeo, y el
resto de discípulos también, lo entienden como prestigio y poder. El estilo de
Jesús es bien diferente: «el que quiera ser grande, sea vuestro
servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos» Eso es lo que Él
ha practicado siempre y es lo que pide de sus seguidores.
No es fácil de entender y menos de vivir de la manera que
sugiere Jesús. A todos nos gusta que nos reconozcan, nos admiren, nos escuchen,
nos den la razón… ¡Cuanta soberbia hay detrás de algunas actitudes aparentemente
de servicio! Pero estar dispuestos, de verdad, a ser el servidor, incluso el
esclavo de todos; eso ya nos apetece menos y si tenemos un cargo de
responsabilidad, menos aún. El seguimiento de Jesús nos exige cambiar de
mentalidad y de forma de actuar.
lunes, 15 de octubre de 2012
La Palabra de Dios: el umbral de la fe
La fe y la Palabra de Dios son dos realidades que están
íntimamente interrelacionadas. Así lo ha señalado Benedicto XVI en la Carta
apostólica Porta Fidei
(la puerta de la fe: PF) con la que ha convocado el año de la fe, realidad que
se ha inaugurado hace escasos días con el Sínodo de los Obispos sobre «La
nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana», haciéndolo
coincidir con la celebración de los cincuenta años de la inauguración del
Concilio Vaticano II.
martes, 9 de octubre de 2012
Domingo XXVIII del tiempo ordinario - Mc 10,17-30
No somos buenos, por
mucho que nos lo creamos: «no hay nadie bueno más que Dios», dirá Jesús.
Nosotros podemos participar, en mayor o menor medida, de esa bondad pero sólo
Dios es bueno. Necesitamos una cura de humildad para no creernos mejores que
los demás, sólo Dios es bueno. El personaje que sale corriendo hacia Jesús se
cree bueno, cumple los mandamientos «desde pequeño»…, pero está apegado a sus
bienes. Eso le imposibilita para seguir a Jesús. ¡Qué difícil es liberarse de
los apegos!
En su escala de
valores no hay lugar para los pobres, para los necesitados, para practicar la
justicia; cree que es suficiente con «cumplir» Cuando Jesús le pide más…
«frunció el ceño y se marchó pesaroso» Perdió la gran oportunidad. Nosotros,
comunidad de creyentes en Jesús, corremos el mismo peligro: somos religiosos,
hacemos oración, participamos de la Eucaristía, cumplimos, más o menos, los
mandamientos…, pero ¿estamos dispuestos a más? ¿Estamos resueltos a renunciar a
nuestros apegos: dinero, prestigio, comodidad… para seguir a Jesús, para servir
a los demás?
martes, 2 de octubre de 2012
Domingo XXVII del tiempo ordinario - Mc 10,2-16
![]() |
Igual dignidad, en el plan original de Dios |
En el momento actual nosotros, discipulado de Jesús, hemos
de detectar, señalar, denunciar, combatir todas las situaciones de
discriminación de nuestra sociedad, ya sea por razones de sexo, condición
social, opinión, origen étnico, color de la piel, religión… No corresponden al
plan original de Dios, de la Creación, donde todo era «bueno», «muy bueno» y el
mal, el pecado lo trastocó. Es posible cambiar las cosas; ese es el compromiso
al que nos invita Jesús.
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