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Iluminación navideña |
En el tiempo de Adviento
la figura de María, la madre de Jesús, juega un papel muy importante, imprescindible.
María es la mujer que lleva en sus entrañas al elegido para salvar a su pueblo,
al niño que hará presente a Dios en medio de los seres humanos. Esta mujer
sencilla, una mujer del pueblo, se convertirá en la madre del Salvador, del
Mesías, del Hijo de Dios.
La madre de Jesús se
convierte en protagonista necesaria de la historia de la salvación. Ella es la
madre de Jesús, del «Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”». Junto con
José se ocuparán de los primeros años de la vida de Jesús. Dios hace presente
su plan de salvación para la humanidad valiéndose de personas sencillas,
aparentemente sin importancia, pero dispuestas a poner toda su existencia al
servicio de la obra de Dios.
María y José son dos
ejemplos de cómo hemos de esperar la llegada del Señor (éste es el sentido de
la palabra «adviento»): abiertos a la voluntad de Dios –«hágase tu voluntad así
en la tierra como en el cielo»–, no siempre plenamente comprensible, pero conscientes
de que en ella está el bien de la Humanidad.
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