Con frecuencia oímos hablar de opción fundamental u opciones fundamentales y ésta es una expresión que nos produce un cierto rechazo, angustia o, al menos, desasosiego. Parece que nos gusta más hacer pequeñas elecciones que no nos comprometan demasiado y que podamos variar en cualquier momento. Pero viene Jesús y afirma que hay que elegir y que esta elección ha de ser en profundidad: «No se puede servir a Dios y al dinero» Nos está pidiendo una opción fundamental, en la que no caben componendas.
La opción fundamental no es, de ninguna manera, un atentado a nuestra libertad. Al contrario, demanda el uso de esta facultad hasta las últimas consecuencias. En el fondo no nos gusta demasiado la libertad, por eso nos asustan las opciones fundamentales.
Nuestra opción es por Jesús, por su evangelio, por los valores del Reino. Y esta elección compromete nuestra existencia. Pero, vale la pena; por eso hemos hecho de ella nuestra opción fundamental: «Buscad primeramente el reino de los cielos y el hacer lo que es justo delante de Dios, y todas esas cosas se os darán por añadidura» El resto de cosas son eso: «añadiduras». Hemos hecho la mejor elección posible.
Buscad primero el Reino de Dios y su justicia perfecta y todo lo demás os será añadido; que gran promesa tenemos en el Sermón del Monte
ResponderEliminarMe encantó hoy la lectura, por esa primordialidad de nuestra elección vital... Llevar eso a la práctica en nuestra vida... éste es el mayor reto y compromiso ciertamente... palabras, acciones y pensamientos... ahí es donde debemos dejarnos transformar por ÉL desde el Silencio y la Pregaria...desde la Eucaristía y La Palabra... desde nuestra práctica diaria... para estar disponibles a poderle reconocer... y darle esa primordialidad ... y mantenerla.
ResponderEliminarGracias, querido Javier...
Un fuerte abrazo, hermano.