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Río Jordán |
El
evangelio de hoy, a través de la predicación de Juan Bautista, proclama la
necesidad de cambiar de vida, de actitudes, de criterios: «convertíos, porque
está cerca el reino de los cielos», como condición imperiosa para preparar la
venida del Señor. Juan, recordando la profecía mesiánica de Isaías, invita a
todos a «allanad sus senderos», a preparar adecuadamente la venida del Señor.
Jesús se
hará presente, una vez más, pero puede pasar para mí desapercibido: un año más,
una fiesta más, una nueva celebración..., pero nada cambia en mi vida personal,
familiar, social, comunitaria.
Nos puede
pasar como a los fariseos y saduceos que el Bautista instiga: que no demos «el
fruto que pide la conversión», que nos hagamos ilusiones por lo que somos o,
peor aún, por lo que tenemos.
El Bautista
invita a un cambio de perspectiva: sólo desde la humildad, desde la sencillez
es posible acoger al Jesús que viene a nuestro encuentro, el Reino de los
cielos que está verdaderamente cerca, en medio de nosotros. Sólo el humilde es
capaz de ver en el otro a su hermano, a su hermana. Sólo el sencillo descubre
en las realidades cotidianas el rostro de Jesús.