Aunque será el evangelio que escucharemos en la Eucaristía,
el de la Pasión, el que mejor expresará la fuerza dramática de esta semana que
iniciamos. Un drama que se agudiza porque es traicionado por uno de sus
íntimos, por uno del grupo de los Doce, y será negado y abandonado por el
resto. Hemos de estar dispuestos a zancadillas y traiciones en la comunidad, en
la Iglesia, sin perder la fe.
martes, 27 de marzo de 2012
Domingo de Ramos - Mc 14,1–15,47
Mañana iniciamos la
«Semana santa» en la que la Iglesia actualiza la pasión, muerte y resurrección
de Jesús. Este domingo es anticipo de estas realidades. Escucharemos, en la
procesión de palmas y de ramos de olivo, el evangelio de la entrada de Jesús en
Jerusalén, en el que aparece aclamado por el pueblo: «Los que iban
delante y detrás gritaban: “Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor.
Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. ¡Hosanna en el cielo!”»
Es un acto de fe en Jesús, aunque parezca, entonces y ahora, algo folclórico.
Jesús, y los evangelistas que lo narran, no rechazan estas manifestaciones. No
podemos olvidarlo.
lunes, 26 de marzo de 2012
La Anunciación del Señor - Lc 1,26-38
Gruta de la Anunciación, Nazaret |
Dentro de nueve meses volveremos a celebrar
el nacimiento de Jesús y comenzamos a recordarlo en la festividad de hoy. En este
evento María, la madre de Jesús, jugará un papel importantísimo, insustituible.
Ella aceptará, asumirá el plan de Dios en su existencia y lo hará de una forma
sencilla, humilde. Con su sí se inicia el período más importante de la historia
de la salvación.
María es el mejor ejemplo de discipulado.
Debemos aprender de su docilidad, pero también de su implicación activa en que
la Buena Noticia, que significa el nacimiento de su Hijo, se haga posible,
llegue a todos, transforme el mundo.
martes, 20 de marzo de 2012
Domingo V de Cuaresma - Jn 12,20-33
La respuesta de Jesús a Andrés y Felipe les
debía parecer enigmática, difícil de asimilar. Ellos están contentos porque
unos griegos, unos extranjeros preguntan por su Maestro, ¿qué prestigio, qué
honor? debieron pensar. Y Jesús les hablará de gloria, pero no de la gloria a
la que ellos se referían, la gloria efímera de la fama. «Jesús les
contestó: “Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre”» El
Maestro les está hablando de la cruz, del martirio, del sufrimiento al que será
sometido. Y ellos no entienden. No comprenden que el acto de gloria que
significará la resurrección de Jesús implica pasar antes por la pasión, por la
cruz, por la muerte. Y, como a cualquier humano, a Jesús le agita, le angustia
el dolor y la muerte que intuye próximos; pero se pone en las manos de
Dios-Padre, que son las mejores manos y el mejor consuelo en las situaciones
difíciles, de sufrimiento.
El
creyente actual, al igual que Andrés y Felipe, debe asumir el dolor y el
sufrimiento, que en la vida nunca falta, desde la perspectiva del plan
salvífico y glorioso de Dios.
lunes, 19 de marzo de 2012
Festividad de san José - Mt 1,16.18-21.24a
José, el esposo de María (como es llamado en
los evangelios) es un personaje que pasa en todo el Nuevo Testamento casi
desapercibido. Sólo aparece en los relatos de la infancia, narrados por Mateo y
Lucas, y siempre como «actor secundario» Pero, ¿es alguien prescindible en el plan
de Dios para la Humanidad? ¿Su tarea se reduce a dar cobertura legal al
nacimiento de Jesús?
A José no le importan los títulos ni los
honores ni su propio prestigio. Pero su labor callada, casi «invisible» es
necesaria, irremplazable en el plan de Dios. El hará las veces de padre de
Jesús, le cuidará, le alimentará, le educará, le enseñará a rezar, le
introducirá en la lectura y en el amor de las Escrituras, le enseñará su oficio...
Muchas de estas cosas las hará junto con María, su esposa y madre de Jesús, y
su tarea es insustituible. Cuantas cosas hemos de aprender de este gran hombre
en nuestro quehacer diario como discípulos de Jesús.
martes, 13 de marzo de 2012
Domingo IV de Cuaresma - Jn 3,14-21
![]() |
Jesús es vida y es luz |
Jesús quiere, espera que sus seguidoras y
seguidores también irradiemos vida y luz. Somos los mensajeros de la vida, de
la esperanza, del consuelo, del sentido de la existencia. No podemos renunciar
a este encargo, consustancial al ser cristiano. Nuestro Maestro llegó hasta las
últimas consecuencias; nosotros somos sus discípulos. Nuestras palabras y,
sobre todo, nuestra vida deben estar al servicio de los demás; hemos de
desvivirnos para que los otros vivan; tenemos que comprometernos en que todos
los seres humanos vivan una vida digna y plena.
martes, 6 de marzo de 2012
Domingo III de Cuaresma - Jn 2,13-25
![]() |
Maqueta Templo de Jesusalén (se puede observar el recinto del Atrio de los gentiles) |
Hemos de posibilitar «espacios» de diálogo, de encuentro con
creyentes de otras confesiones cristianas, de otras religiones, con agnósticos,
con ateos… No podemos renunciar a estos areópagos, a un nuevo «Atrio de los
gentiles». Cuantas veces, también hoy, ofrecemos una imagen mercantilista, de
apego al poder, de prepotencia, de pecados no reconocidos, etc. que aparta a
tantos de la Buena Noticia de Jesús. Es posible otra vivencia eclesial; ya hay
muchos que la han iniciado.
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